Caminaba por aquel parque que albergo mi infancia, veía niños que aun corrían por sus senderos, ancianos que observaban con nostalgia en sus rostros, mientras me perdía en mis recuerdos, aun no sabía que hacía de regreso aquí.
Tome sin pensar el mismo camino que recorrí el día que decidí marcharme, aun tiene las mismas piedras, los mismos arboles, la misma banca de madera bajo la luz del farol de bronce.
Recorro lentamente con mis dedos sus gastados listones, su frio metal; me pregunto, cuantas historias albergara? cuantos amores habrá visto iniciar o terminar? Llantos, alegrías, reencuentros? hay¡¡¡ si pudiera escucharte, cuanto contarías?
Mientras divago con mi curiosidad, tropiezo con una rosa en medio de aquella banca, observo alrededor, nadie parece percatarse de su existencia, la tomo entre mis manos, siento su aroma, la observo con detenimiento, mis dedos recorren sus delicados pétalos, cuál es tu historia rosa? Quien te dejo aquí? tal vez eres el regalo de un amor muy dulce, o la prueba de una traición infame… cuando empiezo a teorizar sobre su existencia, una presencia llega a mi, no distingo su rostro, se acerca, toma mis manos, me quita la rosa, me da un tierno beso en la frente, es una niña de rizados cabellos, que tiene en los ojos reflejados sus sueños.
No puedo creerlo, soy yo cuando niña, la miro a los ojos ya no son los mismos, hay sueños perdidos que hoy ya no tengo, ella me pregunta, porque me olvidaste? Porque es que cambiaste?
No tengo palabras para poder explicarte, son cosas de adultos podría decirte, pero a quien engaño, nadie lo sabe, son cosas que ocurren. Ahora lo entiendo, ya se porque vine, debía encontrarte, saber que aun existes, llevarte conmigo.
No es necesario me dice la niña, nunca me dejaste, solo me olvidaste, guardaste el recuerdo en el fondo del alma, pero hoy que ya has vuelto, sabrás que aun vivo y que siempre, me llevas contigo.
Tan solo recuerda que el tiempo da años, pero los sueños dan esperanzas, más aun si son los que soñabas de niño…
