Hoy el tiempo se detuvo, me siento a la sombra de un roble, encojo las piernas y coloco el menton sobre mis rodillas, mientras observo aquella linea divisoria del horizonte que siempre causo extrañeza en mi infancia cuando me preguntaba cuanto debia caminar para llegar hasta ella?
Ahora que el tiempo paso, como dicen los antiguos, mucha agua corrio bajo el puente, mis pies dieron muchos pasos, se que el horizonte es un escurridizo ser al que nunca alcanzare, pero que la busqueda de él siempre sera bienvenida, porque llevara mi existencia a nuevos caminos, nuevos paisajes y nuevas aventuras.
De pronto el tiempo vuelve andar, me levanto de aquel privilegiado lugar de observacion, lleno mis pulmones del aire purificado por el verde manto de los seres hermanos, de aquel que me cobijo con su sombra.
Tomo el morral que colgue en las ramas y emprendo el camino en una nueva busqueda, al encuentro del horizonte, que aunque se que nunca alcanzare, sera siempre mi compañero de viaje, el que vere cada mañana al despertar, cuando pierda la esperanza siempre estará, para mostrarme que él permanecera siempre cuando crea que llegué al final del camino, recuerda caminante, no hay camino, se hace camino al andar.